Tres claves para entender la renuncia de Evo Morales a la presidencia de Bolivia

Un proceso electoral ensombrecido terminó con 13 años de gobierno socialista en solo 20 días

Crisis política en Bolivia tras la dimisión de Morales. Foto: AFP

Evo Morales ha dejado la presidencia de Bolivia luego de 13 años en el poder y ad portas de iniciar un cuarto mandato consecutivo, en medio de protestas populares en las calles, desavenencias con las fuerzas del orden y una crisis política que le obligó a dimitir el último domingo 10 de noviembre.

Hubo tres momentos clave para entender esta crisis que tiene a Bolivia sumida en la incertidumbre política: el referéndum, las elecciones y la renuncia de Morales.Reseñamos estos ejes.

1. El referéndum fallido

Evo Morales tenía tres períodos consecutivos en el poder y, para lograr uno cuarto, necesitaba modificar la constitución política de su país.

Para este fin, convocó a una consulta popular en 2016, en la que se preguntó a los bolivianos si aprobaban la posibilidad de una re-reelección presidencial.

El país mayoritariamente le dio la espalda a Morales y rechazó esta medida en el referéndum. Con esto Evo quedó inhabilitado para postular.

Sin embargo, el mandatario recurrió al Tribunal Constitucional y mediante un proceso judicial y apelando a su derecho a ser elegido, el entonces mandatario consiguió la luz verde para tentar un nuevo período.

Las sombras crecieron en torno al Tribunal Constitucional y al Tribunal Supremo Electoral (TSE, ente rector de los procesos eleccionarios en ese país) debido a la afinidad al oficialismo que denunciaban los opositores al régimen.

2. Las cuestionadas elecciones

El 20 de octubre, los bolivianos acudieron a las urnas para votar por presidente de la República. En carrera estaban, como principales contendores, Evo Morales y Carlos Mesa, un líder opositor y expresidente de centro derecha muy crítico del gobierno socialista del Movimiento Al Socialismo (MAS).

La votación transcurrió con normalidad hasta la hora del cierre de la votación, cuando empezó el conteo de votos. Evo tenía 45.28% de votos y Mesa el 36.16%. Este resultado los llevaba a una segunda vuelta.

Sin embargo, durante esa misma noche del 20 de octubre, el escrutinio se hizo cada vez más lento y las sospechas y la tensión fue creciendo entre los ciudadanos.

Cuando el conteo iba al 83%, el TSE suspendió el conteo de los votos cuando todo apuntaba a que habría segunda vuelta. Horas después, ya por la mañana del 21 de octubre, aparecieron nuevos resultados.

La brecha entre Evo y Mesa, al 95%, se había extendido y daba como ganador al entonces presidente por un estrecho margen ligeramente superior al 10%. Había ganado en primera vuelta.

Entonces las protestas y las denuncias de fraude electoral no se hicieron esperar.

La auditoría de la OEA

Ante los acontecimientos, se desataron una serie de protestas en distintas ciudades de Bolivia como La Paz y Cochabamba, exigiendo que haya nuevas elecciones y denunciando deficiencias en el proceso.

Morales convocó a una misión internacional para que haga una auditoría del conteo de los votos y prometió someterse a los resultados de la pericia.

En efecto, la OEA realizó el estudio y determinó que era improbable, numéricamente, que Evo ganara por un margen del 10%.Incluso se encontraron actas falsificadas o con alteraciones.

Entonces el presidente convocó a nuevas elecciones, eso sí, sin dar una fecha específica.

3. La renuncia y la incertidumbre

Ante los medios, el mandatario boliviano denunciaba una asonada de "golpe de Estado" en marcha que sería urdido por los opositores a su gobierno. En las calles, cientos continuaban exigiendo ahora la renuncia del mandatario y denunciando el fraude.

Sin embargo, un factor clave lo empujó a dimitir: las Fuerzas Armadas le "sugirieron" dejar el cargo en una clara muestra de rechazo a su gobierno. Una forma elegante de decirle que no estaban con él.

El domingo 10 de noviembre, el presidente Morales tomó el avión presidencial y viajó de La Paz a Cochabamba, desde donde emitió un mensaje a la Nación anunciando que renunciaba al cargo.

Días antes, un grupo importante de policías también se habían amotinado y con pancartas se habían plegado a las protestas populares con el lema "No al fraude".

Pese a que Morales cuenta con un gran respaldo popular de buena parte del país, sobre todo de sectores menos favorecidos, no contar con el apoyo de las fuerzas del orden fueron decisivas para que se aleje del Palacio Quemado.

Una vez fuera del juego Morales, renunciaron con él su vicepresidente Álvaro Garía Linera y la titular del Senado, Adriana Salvatierra.También renunció el presidente de Diputados, Víctor Borda.

Estos eran, según la Constitución boliviana, los llamados a asumir el país tras la dimisión de Morales.

La situación la tendrá que dirimir entonces el Parlamento a través de los asambleístas que deberían llegar a un acuerdo para convocar a nuevas elecciones en un plazo de 90 días.

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