Centro de Lima: estatuas humanas llaman la atención de los visitantes

Sus expresiones de tristeza, dolor y desesperación por recuperar su libertad son imposibles de pasar inadvertidas ante cualquier persona que transita por el Jirón de la Unión en el Centro de Lima. Con sus cuerpos pintados y un montaje que recrea una época, los hermanos Montalván Paredes y su madre,  todos convertidos en estatuas humanas, llevan en su arte un mensaje contra la esclavitud en el mundo en sus diferentes manifestaciones

Vinieron desde Cajamarca, en busca de sus sueños, vivieron en la calle y fue ahí donde descubrieron el talento que hoy comparten con todos. Estuvimos con esta familia de artistas callejeros, que a través de su creatividad y sacrificio han logrado convertirse  en la atracción  de nacionales y extranjeros que  quedan sorprendidos por su arte.

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Los elogios y aplausos que hoy escuchan no siempre acompañaron a los hermanos Montalván Paredes, estatuas reconocidas en el Jirón de la Unión, quienes recuerdan los duros momentos que vivieron cuando llegaron a Lima, aún adolescentes, procedentes de Jaén (Cajamarca), su tierra natal.

Para ambos hermanos, el pararse frente al público no fue tan difícil pues cuando eran niños, acompañaron a su papá en su trabajo como payaso. Fue así que pronto el talento de ambos salió a relucir, asumiendo sus propios retos y nuevos personajes que saldrían a competir con el arte de sus otros compañeros de la calle.

En esa búsqueda por innovar en su trabajo, César Augusto encontró en la lectura de la novela 12 años de esclavitud al personaje que le serviría de inspiración para su nueva puesta en escena. Una  historia que no solo lo cautivó a él, sino también a su madre y hermanos, quienes se sumaron en su trabajo.

Pero había que adaptar la historia a los pocos recursos que tenía y a nuestra realidad. Fue así que reunió ropa vieja, pintura, maderas y todo aquello que le serviría para crear un show que llamara la atención. Todas las mañanas, luego de tomar desayuno,  doña Noemí y sus tres hijos: Ronaldo, César Augusto y Jean Pierre llegan hasta una casona vieja en el jirón Cusco, donde se maquillan y se visten. La sesión para caracterizar al personaje puede durar varios minutos pues ellos buscan la perfección.

Jean Pierre es el menor de la familia Montalván Paredes, pero es todo un experto a la hora de maquillar a su madre con las brochas.

Lograr la perfección en su personaje de la estatua del negro esclavo no ha sido sencillo, cuenta César Augusto, pues al interpretarlo debe poner en práctica una técnica para inmovilizarse.

Ya disfrazados, la familia Montalván Paredes abandona su refugio y encamina con sus coches hasta el Jirón de la Unión mientras decenas de personas los miran desde lejos. Además de cubrir su cuerpo de negro, su vestimenta incorpora cadenas hechas de plástico, sumado a ello las expresiones de dolor que desde su tarima muestra atraen los ojos de toda persona que transita por esta calle. 

Los hermanos y su madre  interpretan a otros esclavos sometidos a diferentes tareas. Ellos no solo rechazan la esclavitud del hombre con la expresión de su cuerpo sino también con mensajes que adornan sus tarimas.

En un día de trabajo, cada uno de estos hermanos puede llegar a ganar hasta 50 soles. Claro que también hay días malos, en los que apenas consiguen 20 o 30 soles. Uno de ellos cuenta que por semana santa  se hizo de 500 soles en dos días, trabajando de 9 de la mañana a 8 de la noche.

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La fama que ha conseguido en tan poco tiempo esta familia de estatuas humanas también ha despertado la envidia de algunos compañeros suyos que no los miran con buenos ojos, pero lejos de desanimarse por los comentarios negativos, Ronaldo, César Augusto y Jean Pierre, vienen creando nuevos personajes para estrenarlos en los próximos meses con el fin de dar variedad a su público.

Los Montalván Paredes han encontrado tal vez la fórmula del éxito en mezclar recursos como el escenario, los trajes y la música que usan en sus actuaciones para atraer más y más público y hacerse de dinero para sobrevivir lejos de su amada tierra  en Cajamarca.