Emotivos reencuentros y despedidas de familiares y amigos en el aeropuerto

A fin de año, el aeropuerto internacional Jorge Chávez se convierte en una mezcla de incompatibles sentimientos. Llorar, sonreír, estresarse, todo al mismo tiempo.

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La ansiedad es la eterna compañera de la espera. Saber si aterrizó o sólo la llegada está confirmada pone a los familiares aún más nerviosos. Mientras tanto, alistan pancartas para que la bienvenida sea calurosa pese a los años y la distancia.

Familias nuevamente unidas que intentan retomar el cariño pendiente con ese amor que superó las fronteras. Hoy está permitido llorar, cada lágrima se seca con un beso de mamá y ese abrazo reconfortante es el salvavidas perfecto.

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Crecieron lejos de casa, se hicieron más fuertes y llegaron más felices. Y aunque el corazón se les rompió al partir, hoy cada trocito se une para irradiar todo ese amor que guardaron y prometieron devolver en recompensa por el tiempo perdido.