García Calderón: Perú debe actuar con humanidad en frontera
La reciente presión migratoria en la frontera entre Perú y Chile ha reavivado el debate sobre cómo equilibrar la soberanía estatal con la protección de vidas humanas. Ante este escenario, la abogada especializada en derecho migratorio María García Calderón advierte que la cuestión “no puede reducirse solo al control del flujo migratorio”.
Para ella, si bien el Estado peruano tiene el derecho —y la obligación— de regular los ingresos, también está obligado por normas internacionales cuando se trata de personas vulnerables o refugiadas.
¿Qué exige el derecho internacional sobre refugiados?
García Calderón recuerda que la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, incorporada a la normativa peruana, consagra la protección de quienes huyen de persecución o amenazas graves.
Eso implica que no todas las personas migrantes pueden ser tratadas igual: “hay que hacer una diferenciación”, dice, porque algunas pueden requerir protección especial —como niñas, niños, adolescentes, víctimas de violencia o persecución— y priorizar su acogida.
¿Qué se debe hacer desde Perú ante esta crisis?
La especialista propone una estrategia basada en tres pilares:
- - Cooperación binacional e internacional: urge coordinar con Chile, organismos multilaterales como ACNUR o OIM, y fortalecer los protocolos humanitarios en frontera.
- - Evaluación caso por caso: no tratar a todos los migrantes como un bloque homogéneo, sino escuchar sus historias, distinguir a quienes pueden solicitar refugio y brindar protección a quienes lo requieran.
- - Control y regulación, con derechos respetados: mantener vigilancia migratoria para prevenir irregularidades, pero sin vulnerar derechos humanos.
¿Es esta una nueva crisis migratoria para el Perú?
García Calderón señala que la situación actual no es algo “nuevo”, sino una continuidad del éxodo que ha afectado al país en los últimos años —especialmente con ciudadanos venezolanos, una población que supera los 1,5 millones desde 2017.
Sin embargo, advierte que las tensiones aumentan cuando hay cambios en políticas migratorias en países vecinos, lo que exige respuestas más coordinadas y humanas desde el Estado peruano.
Riesgos de respuestas simplistas: fronteras cerradas no siempre funcionan
La especialista alerta que un cierre estricto de fronteras sin evaluación individual puede empujar a las personas a rutas irregulares, incrementando el riesgo de explotación, mafias y violaciones a derechos.
Por eso, afirma que la solución no debe ser militar o represiva, sino un esquema de cooperación, identificación del riesgo, resguardo humanitario y control responsable.