Limasa: empresa de los hermanos Fujimori Higuchi bajo la lupa
La dinastía Fujimori ya no ve al Japón como país de refugio, como alguna vez Alberto Fujimori; ahora es el lugar de las seguridades y de las oportunidades de negocio, pero no de cualquier negocio. Cuarto Poder presentó un video en exclusiva que fue grabado en un club empresarial de Tokio el 27 de agosto del 2014. Ese día, el entonces congresista Kenji Fujimori y su hermano mayor Hiro eran presentados ante un público de empresarios y ejecutivos como los flamantes socios de una compañía transnacional de ese país dedicada al transporte aéreo, terrestre y marítimo de carga pesada para comercio exterior, llamada Sankyo Corporation.
El presidente de la firma japonesa, llamado Kozo Fujiki, parecía sentirse a gusto con la idea de tener a los Fujimori como sus socios peruanos, tanto que, mientras discurseaba, la pantalla ubicada a su espalda reproducía el video institucional de Limasa. Hiro, quien domina muy bien el japonés, seguía atento cada frase del jerarca de la transnacional. Lo mismo su socio el analista financiero norteamericano Daniel Scott Matson, quien radica en Japón. Kenji y sus socios peruanos, Marco Ynaba Reyna y Roberto Zagal Pastor, observaban. Los cinco representaban en el evento empresarial a la operadora logística y almacenera de carga pesada con sede en el Callao, Integrated Global Logistics (IGL), conocida por su anterior nombre, Limasa, el mismo lugar en el que un año antes (2013) la Policía aduanera encontró cien kilos de droga.
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El hallazgo de la droga fue escándalo en el Perú, pero para los japoneses de Sankyo Corporation al parecer fue poco relevante, pues aquella noche de agosto del 2014 en Tokio sellaron su sociedad, y los emprendedores hermanos Fujimori y sus socios coronaron una serie de actos societarios y operaciones que les permitieron elevar considerablemente su capital y, en poco tiempo, convertirse en socios de una transnacional. De hecho, según la página web de la corporación japonesa, los únicos socios en toda Sudamérica.
Hoy, además de su almacén y sede principal en la cuadra 1 de la avenida Néstor Gambetta, en el Callao, Integrated Global Logistics (IGL) o Limasa, cuenta con un enorme almacén de 25 mil metros cuadrados ubicado a un paso del puerto, en donde los camiones con carga pesada no dejan de entrar ni de salir, y las grúas no cesan de levantar containers desde y hacia enormes buques cargueros que atraviesan el océano con mercancía de importación y exportación.
Solo cinco años les bastaron a los hermanos Fujimori Higuchi para crear esta empresa, convertirla en un rentable negocio y atraer como socio a un gigante japonés. Tiempo récord y ejemplo de emprendedurismo. Envidia de otros empresarios nacionales con años sin lograrlo. Parece ayer cuando en julio del 2009, un joven Kenji Fujimori, con apenas 29 años, y sin las credenciales aún de congresista, se juntó con tres socios más para fundar Limasa, aportando cada quien 10 mil soles, es decir, reuniendo un capital social total de 40 mil soles.
Medio año después, diciembre del 2009, vino el primer aumento de capital y, desde entonces la proyección financiera de los hermanos Fujimori no ha parado. En estos años, la operadora y almacenera logística de los Fujimori y sus socios ha logrado importantes aumentos de capital de dos tipos y en dos etapas muy marcadas.
En la primera etapa, de julio de 2009 a diciembre de 2010, el incremento de capital se consiguió con aportes directos de fondos que hizo cada accionista. Así, en solo un año y medio, el capital de Limasa pasó de los 40 mil soles a 991,000, casi 1 millón de soles. Kenji Fujimori aún no era parlamentario.
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Pero la etapa definitiva y más elaborada ocurrió entre el 2012 y el 2014, cuando los Fujimori aplicaron un esquema de incremento de capital denominado “capitalización de deudas”. En este caso, deudas contraídas supuestamente por Limasa.
Limasa contraía deudas y las pagaba con acciones, y así, su prestamista se convertía en su accionista. El detalle es que Limasa no se endeudó con bancos ni con terceras compañías; lo hizo con empresas creadas por los propios Fujimori y sus socios en Limasa, es decir, con empresas que tenían vínculos entre sí. En buena cuenta, se prestaban supuestamente así mismos y se devolvían con acciones así mismos, y así el dinero se quedaba en Limasa convertido en capital. Y eso, se aplicó una y otra vez, hasta el día en que se aliaron con la firma japonesa.
Lo que vamos a contar ahora debiera ser tomado en cuenta en detalle por la Segunda Fiscalía contra Delitos de Lavado de Activos, a cargo del fiscal Eduardo Cueva Poma, que acaba de abrir una investigación por presunto lavado de dinero en la empresa Limasa, pero sin tener en cuenta aspectos sumamente relevantes como el de los incrementos de capital por capitalización de deudas.
Los hermanos Fujimori crearon empresas que en pocas semanas de vida eran capaces de prestarle importantes sumas de dinero a Limasa. Así, en mayo del 2012 nació con un capital de 1,000 soles, la empresa FM Capital Partners SAC, cuyo rubro es la gerencia y administración de proyectos inmobiliarios, el corretaje y el manejo de restaurantes.
A pocos días de constituida, FM Capital Partners le prestó a Limasa 424,809 soles, y el mes siguiente, junio del 2012, en lugar de pagar la deuda Limasa emitió acciones a su favor por la misma cantidad, y con esas acciones, FM Capital Partners pasó a ser accionista de Limasa.
Esa deuda, que se convirtió en acciones y después en capital, se sumó al capital anterior de Limasa, el mismo que se elevó a 1’416,029 soles. Luego vino otro movimiento.
El siguiente julio del 2012, Limasa capitalizó 1’451,191 soles más por otro préstamo de FM Capital. La almacenera le emitió acciones por ese valor, que pasó a ser capital fresco que se sumó de nuevo al capital social de Limasa, ascendente ahora a 2’867,220 soles.
FM Capital Partners es una compañía que manejan Hiro Fujimori y su socio norteamericano Daniel Scott Matson, quienes también participan en Limasa. En la siguiente capitalización ya no participó FM.
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En mayo del 2014 los Fujimori Higuchi y sus socios crearon una nueva empresa, Inversiones Perú Japón SAC, con un capital social de apenas 100 soles. Ni bien creada, la novísima empresa adquirió 1’204,233 acciones de Limasa. Pero lo más interesante vino el mes siguiente. En junio, Inversiones Perú Japón recibió un fondo de casi 1 millón y medio de dólares, proveniente de Japón, vía Canadá, en calidad de préstamo de la gigante japonesa Sankyo Corporation.
Las interrogantes no quedan allí. El mes siguiente (julio), Limasa absorbió a la novísima Inversiones Perú Japón, que en buena cuenta, nació y casi en el acto murió, empresarialmente hablando. ¿Cómo quedó la deuda que había contraído con la nipona Sankyo? Con la absorción, Limasa se hizo cargo de esa obligación.
Pero no devolvió el dinero en cuotas como en un préstamo con el sistema financiero. Por lo menos no la primera parte. ¿Qué hizo? Nuevamente, emitió acciones a favor de Sankyo Corporation primero por 700 mil dólares, y con ello la corporación japonesa ingresó como accionista a la almacenera peruana y socia de los Fujimori.
Los directivos de Sankyo aceptaron las condiciones rápidamente y con una carta enviada desde Tokio por Kozo Fujiki el mismo día de la capitalización. El mes siguiente, agosto del 2014, los hijos de Alberto Fujimori y sus socios fueron recibidos en la capital imperial por Fujiki como los flamantes socios sudamericanos. Todo se decidió a velocidad de crucero.
Los detalles de las operaciones de capitalización fueron revelados en junio pasado en una investigación periodística realizada con el apoyo de Proética, y ni entonces ni ahora para este reportaje, el congresista Kenji Fujimori, su hermano Hiro, o los abogados de las tres empresas, Carlos y Miguel Torres Morales, este último congresista fujimorista y presidente de la Comisión de Constitución, han accedido a explicar el sustento de los préstamos y de la bancarización de las entregas dinerarias.
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Ahora que el fiscal de lavado de dinero, Eduardo Cueva Poma, ha dispuesto investigar a Limasa y a su almacén hermano Alinsa, ubicado en Villa el Salvador, sería importante que acceda al detalle de estas operaciones y solicite a la autoridad de inteligencia financiera y a la Sunat el sustento bancario y tributario de cada una de ellas. Un elemento que tampoco debería obviar la Fiscalía es la presencia en todas las operaciones, como apoderado, representante o gerente general en las tres empresas, de un joven que entonces tenía 22 años y que suscribió todos los acuerdos, llamado Vladimir Alexeis Ortega Vidal, quien vive en la avenida Túpac Amaru, en Comas, según Reniec, como reveló en diciembre pasado Proética.
Este joven es hijo del mayor de la Policía Nacional, Raúl Ortega Orellana, quien en la década de los 90 sirvió en Palacio de Gobierno prestando seguridad al presidente Alberto Fujimori, a quien actualmente visita en la Diroes.
Pero no es el único camino que lleva al patriarca Fujimori. En febrero del 2016, en plena campaña electoral de Keiko, el analista financiero estadounidense Daniel Scott Matson, socio de Hiro, accionista en Limasa, pero además asesor corporativo de la firma japonesa Sankyo, llegó al Perú y visitó a Alberto Fujimori en la Diroes. Estuvo tres horas reunido con el expresidente.
Esta semana Keiko Fujimori se pronunció sobre la decisión fiscal de investigar a sus hermanos por el caso Limasa, pero también se refirió a la decisión de otra fiscalía contra el lavado de activos de incluirla como investigada en el caso seguido por el mismo presunto delito contra el exsecretario de Fuerza Popular, Joaquín Ramírez, y su hermano el actual congresista Osías Ramírez. A las empresas de Joaquín y Osías Ramírez la Fiscalía las investiga por un sospechoso ascenso económico a través de la fórmula de capitalización de deudas, curiosamente, la misma aplicada en Limasa.