Australia: condenan a exarzobispo a un año de cárcel por encubrir abusos a menores
El arzobispo de Australia, Philip Wilson, el religioso católico de más rango sentenciado en un caso relacionado con la pederastia, fue condenado hoy a doce meses de privación de libertad por encubrir abusos sexuales a menores.
El fallo indica que Wilson pasará "seis meses sin derecho a la libertad condicional", dijo escuetamente una fuente judicial a Efe, al añadir que el próximo 14 de agosto el tribunal decidirá si cumple la pena en la cárcel o bajo arresto domiciliario.
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Wilson, de 67 años, fue declarado culpable el pasado 22 de mayo por este caso y al día siguiente renunció a sus funciones como arzobispo de Adelaida, aunque no al cargo, y el papa Francisco nombró un administrador apostólico para la archidiócesis del sureste australiano.
El religioso, quien llegó hoy en silencio y vestido de negro al Tribunal de la ciudad de Newcastle (sureste), estaba acusado de no haber denunciado a la Policía los delitos del fallecido sacerdote pederasta James Fletcher cometidos en la década de 1970.
"Toda la comunidad está devastada de muchas maneras por las décadas de abusos y su encubrimiento", le dijo el magistrado Robert Stone durante la vista.
El juez anunció que sopesará la posibilidad de que el religioso, que se enfrentaba a una pena máxima de dos años de privación de libertad, cumpla la condena bajo arresto domiciliario, según la cadena local ABC.
"Hemos hecho historia aquí en Australia", dijo a las afueras del tribunal Peter Gogarty, víctima de abusos sexuales en la Iglesia católica.
"Un representante de alto rango de la iglesia ha sido responsabilizado por lo que sabemos es el sistemático abuso de los niños y el encubrimiento de esos abusos", agregó Gogarty, convertido en defensor de supervivientes de sacerdotes pederastas.
No obstante, Gogarty lamentó que la sentencia haya sido "un tanto leve", al aludir al castigo contra Wilson, quien padece de diabetes, problemas coronarios y aparente principio de alzheimer.
El caso contra Wilson se centró no en que no reportara los hechos cuando ocurrieron sino durante una investigación a principios de este siglo contra el cura pederasta Fletcher, quien fue acusado y sentenciado por nueve delitos de pederastia y murió en la cárcel en 2006.
Las dos víctimas de este caso de encubrimiento, Peter Creigh y otra que por razones legales no fue identificada, acudieron en 1976 a Wilson para contarle sus respectivos abusos.
Entonces Wilson, quien era asistente de Fletcher en la parroquia de East Maitland, consideró los testimonios de los niños falsos porque creía que el cura pederasta era "un buen muchacho".
Daniel Feenan, cuyo testimonio fue clave para formular cargos contra Fletcher, dijo a los periodistas que si Wilson hubiera formulado las denuncias en 1976, el cura pederasta nunca más le "hubiera tocado".
El juez Stone recalcó en su fallo que Wilson "no aportó razones de por qué no investigó las quejas" y consideró que la razón que estaba detrás era proteger a la Iglesia.
Paradójicamente, Wilson antes de ser nombrado arzobispo de Adelaida fue obispo de Wollongong, una ciudad al sur de Sídney en la que se ganó el apodo de "el obispo sanador" por su trabajo con las víctimas de abusos sexuales.
Para Annie Cossins, experta en leyes de la Universidad de Nueva Gales del Sur, la Comisión Real que investigó la respuesta de las instituciones australianas a los casos de pederastia cometidos contra niños bajo su cuidado puso en evidencia el encubrimiento sistemático de estos delitos.
"La Comisión Real reveló lo que parecía una práctica normal diaria en algunas instituciones de trasladar a la persona (de un cargo a otro) o de no decir nada o hasta darle a la víctima un pago", precisó Cossins a la ABC.
Las investigaciones de esta comisión revelaron que la Iglesia católica, con fuerte arraigo en el país, recibió quejas de 4.500 personas por presuntos abusos de unos 1.880 hermanos y sacerdotes entre 1980 y 2015.
El Gobierno australiano tiene previsto en octubre pedir perdón en nombre del país a las víctimas de pederastia mientras se encontraban bajo el cuidado de las instituciones. (EFE)