Pekín declara por primera vez la alerta roja por contaminación
Para compensar estas restricciones, las autoridades pondrán a disposición 200 autobuses adicionales, "en su mayoría eléctricos o híbridos", según la compañía de transportes de Pekín, citada por el periódico Beijing Daily.
También se pararán las fábricas más contaminantes y las obras de construcción, y se prohibirán los fuegos artificiales y las barbacoas, añadió ese organismo.
"La gente deberá hacer todo lo posible por reducir sus actividades en el exterior", dijo la oficina. Y en ese caso, se recomienda "llevar mascarilla o tomar otras medidas de protección".
También se insta a las guarderías y a las escuelas primarias y de secundaria a cerrar sus puertas, aunque no será obligatorio.
Esas medidas tuvieron bastante buena acogida en internet. "El gobierno muestra por fin que se toma en serio [la lucha contra] esta plaga", escribía un usuario de la red social Sina Weibo. Otro, más escéptico, se preguntaba si las medidas "surtirán realmente efecto".
La semana pasada, coincidiendo con la apertura de la COP21, la capital se vio envuelta en una espesa niebla contaminante. La polución atmosférica alcanzó entonces una densidad de 634 partículas finas por metro cúbico de aire, veinticinco veces el tope fijado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Este lunes por la noche había una concentración de partículas finas de 224 por metro cúbico, pero ese nivel podría aumentar en los próximos días.
Dichas partículas penetran en los pulmones y causan cientos de miles de muertes prematuras en China cada año.
Pekín prometió la semana pasada en París una reducción del 60% de las emisiones "de los principales contaminantes" de sus centrales de carbón antes de 2020, mediante una modernización de sus infraestructuras.
Las emisiones de gases invernaderos del país asiático, el mayor contaminante mundial, se deben en buena medida a la quema de carbón para la obtención de energía, un fenómeno al que contribuyen las bajas temperaturas invernales.
Para algunos expertos, el anuncio del gobierno en París no era tanto una muestra de buena voluntad con los participantes de la COP21 como un intento de calmar a una población irritada por los altos niveles de contaminación en el norte de China.
China emitió casi el doble de dióxido de carbono que Estados Unidos en 2013, y 2,5 veces más que la Unión Europea en su conjunto.
El gobierno chino asegura que sus emisiones alcanzarán su máximo alrededor de 2030, y a partir de ahí decaerán.