Polémica por uso de mascotas vivas para alimentar depredadores
Una nueva controversia internacional ha sido desatada por el zoológico de Aalborg, en Dinamarca, tras su decisión de solicitar públicamente la donación de animales vivos, incluidos conejos, cobayas y pollos, para alimentar a felinos en cautiverio. El recinto argumenta que esta medida busca replicar el comportamiento natural de los depredadores.
Sin embargo, la campaña ha sido duramente criticada por organizaciones defensoras de los derechos animales y miles de usuarios en redes sociales. El eje del debate gira en torno al uso de animales domésticos, o considerados de compañía, como insumo alimenticio en zoológicos que dicen mantener prácticas “naturales”.
Una campaña pública que reaviva un viejo debate
El zoológico difundió su llamado a través de redes sociales, en donde especifica que los animales deben estar sanos y no haber recibido tratamiento veterinario en los últimos treinta días. También indica que los ejemplares serían sacrificados de manera ética por personal especializado, previo a ser utilizados como alimento.
Según explicó Pia Nilsen, subdirectora del zoológico, los depredadores requieren carne “con piel y hueso” para mantener su desarrollo físico y conductual. La institución defiende que se trata de una práctica habitual, aplicada desde hace años, pero que esta vez se ha hecho pública para transparentar su enfoque.
Pese a los argumentos técnicos, la reacción del público ha sido de rechazo mayoritario. La polémica no gira solo en torno al hecho del sacrificio, sino al simbolismo que representa solicitar “mascotas” como alimento, lo que genera rechazo moral incluso si el procedimiento es legal.
Ética, biología y sensibilidad social en tensión
Este caso ha puesto sobre la mesa un dilema conocido, pero pocas veces tan visibilizado: ¿hasta qué punto puede o debe replicarse la cadena alimentaria natural dentro de un zoológico? La lógica biológica, que respalda alimentar depredadores con presas completas, choca con la sensibilidad de un público que ve a los animales ofrecidos como “mascotas” y no como parte de un ecosistema cerrado.
El uso del término “mascotas” en la convocatoria ha sido especialmente criticado, aludiendo a una desconexión entre el discurso técnico y la percepción ciudadana. Grupos de defensa animal consideran que esta medida deshumaniza a ciertos animales y refuerza jerarquías arbitrarias en el trato ético hacia las especies.
Además, se ha cuestionado si existen alternativas igualmente válidas —como carnes ya procesadas o congeladas— que permitan satisfacer las necesidades nutricionales sin recurrir al sacrificio directo de animales vivos o de compañía.
Un debate internacional con implicancias futuras
La polémica desatada en Dinamarca podría tener eco en otras regiones del mundo, en un contexto donde las prácticas de los zoológicos están bajo observación crítica constante. En Europa, la presión social ha logrado en algunos países la reducción o eliminación de estas instituciones, o su transformación en centros de conservación con otros estándares.
El caso del zoológico de Aalborg muestra que incluso las prácticas con respaldo técnico pueden quedar expuestas al escrutinio ético, especialmente cuando afectan a especies asociadas culturalmente con el entorno doméstico o familiar. Lo que para un recinto puede ser manejo animal, para muchos representa una línea moral que no debe cruzarse.
La decisión del zoológico danés de solicitar mascotas vivas como alimento ha reabierto un intenso debate sobre los límites éticos en el manejo de animales en cautiverio y las tensiones entre naturaleza, biología y sensibilidad social.