Volkswagen: presidente renuncia tras escándalo de autos trucados
El presidente de Volkswagen, Martin Winterkorn, anunció este miércoles su renuncia, sacudido por el escándalo de los motores diésel trucados para falsear los controles de polución.
El caso ya le valió al líder mundial de ventas de coches la apertura de causas penales en Estados Unidos y de investigaciones en numerosos países, provocando además su derrumbe bursátil y una erosión de su imagen de máxima representante de los criterios de calidad de la industria alemana.
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"Estoy consternado por los acontecimientos de los últimos días. Estoy estupefacto por el hecho de que conductas impropias se hayan podido producir a tal escala en el seno del Grupo Volkswagen", indicó Winterkorn, de 68 años, en un comunicado.
La compañía indicó que dará a conocer el nombre de su nuevo presidente el próximo viernes, al cabo de una reunión de su Consejo de Vigilancia que en principio debía prolongar hasta 2018 el mandato de Winterkorn, al frente de VW desde 2007.
Winterkorn se había reunido por la mañana con el "presidium" de cinco miembros de ese Consejo de Vigilancia, en la sede del grupo en Wolfsburgo (norte), para sacar las conclusiones de la crisis.
Volkswagen reconoció el martes que había instalado en once millones de vehículos diésel de varias de sus marcas un software especialmente diseñado para falsear los datos de los controles de polución.
La renuncia de Winterkorn se anunció minutos antes del cierre de la Bolsa de Fráncfort, que terminó con un alza de 5,19%.
Los valores de VW ya habían operado sin embargo con fuertes alzas a lo largo de casi toda la jornada, debido a inversores que querían aprovechar la ganga de un título que se había desvalorizado un 35% en los dos días precedentes, según analistas.
Winterkorn, de 68 años, ya había presentado el martes sus "más sinceras disculpas" por "las iregularidades", que, según afirmó, "contradicen todos los valores" de la empresa.
Pero el ejecutivo admitió que aún ignoraba las causas de lo acontecido.
Esas disculpas no impidieron que muchos analistas consideraran que su situación se había vuelto insostenible.
La propia canciller Angela Merkel exigió "transparencia total" en las investigaciones y su llamamiento encontró ecos en todos los sectores.
El presidente de la Federación Alemana de Cámaras de Comercio (DIHK), Martin Wansleben, afirmó que el escándalo había asestado un "golpe en el estómago" a la industria germana. Según economistas y analistas, el caso podría incluso repercutir negativamente en el PIB de la primera economía europea.