Hospital Rebagliati: área de emergencias no tiene conexión con cuidados intensivos

El fallecimiento de la madre de la ex ministra de la mujer Ana Jara en el Hospital Edgardo Rebagliati, ha vuelto a poner sobre el tapete todas las deficiencias en los servicios que ofrece EsSalud a sus asegurados como los malos tratos de los que muchas veces son víctimas y el hacinamiento de camillas y sillas de ruedas en las emergencias.  

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Cuando se analiza paso a paso todo el procedimiento que se siguió con la paciente Yolanda Velásquez Carrión el último lunes, un detalle llama poderosamente la atención. Su traslado del centro de emergencia hacia el hospital se realizó en ambulancia.

Es decir, la madre de Ana Jara fue llevada desde la emergencia del hospital hacia la Unidad de Cuidados Intensivos del mismo hospital a bordo de una ambulancia que tuvo que salir a la calle, sortear el tráfico vehicular y volver a ingresar por otra puerta. Un sorprendente promedio de 45 pacientes es trasladado de esta forma todos los días.

Aunque parezca increíble, el moderno centro de emergencia que costó 112 millones de soles, inaugurado con bombos y platillos en abril del año pasado, con 165 camas y lo último en tecnología, no tiene conexión con el hospital Rebagliati. Entre ambos hay una serie de estructuras incluso subterráneas por donde sería imposible llevar una camilla con un paciente.  

En estas imágenes podemos ver ese recorrido: un sótano al aire libre convertido en almacén de mobiliario en desuso, depósito de materiales inservibles y hasta cartones para reciclaje. La solución a la falta de interconexión entre la emergencia y el hospital es llevar a los pacientes de un área a otra por la calle y en ambulancias antiguas y sin ningún implemento médico.  

Los pacientes que están internados en emergencia y deben ser llevados a la Unidad de Cuidados Intensivos o a realizarse alguna prueba médica a bordo de estas ambulancias que salen presurosas para encontrarse con el tráfico de la avenida Edgardo Rebagliati.  

Veamos cuánto tarda una ambulancia un día de semana cualquiera a las 3 de la tarde en recorrer solo los 120 metros que separan la entrada de la nueva emergencia del portón de la antigua por donde ingresan ahora.

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El conductor ni siquiera enciende la sirena para exigir que los vehículos que tiene delante le abran paso, sólo usa una bocina, pese a estar trasladando a un paciente que yace sobre una camilla. Llama la atención que el interior de la ambulancia luzca sin ninguna clase de implementos médicos para atenderlo en caso de una descompensación u otra urgencia.