Miles de familias visitaron el cementerio Nueva Esperanza

En el Día de Todos los Santos, el Cementerio de Nueva Esperanza en Villa María del Triunfo, el segundo más grande del mundo y el más grande de América Latina, se llenó de música, tradición y nostalgia, mientras cientos de miles de personas rendían homenaje a sus seres queridos.  

Las melodías variaban según la región de origen de cada difunto, creando un ambiente de diversidad cultural y respeto. Cada canción, contratada a un costo de entre cinco y quince soles, evocaba los recuerdos de los familiares que visitaban las tumbas. 

Gladys Hernani fue una de las visitantes, quien se acercó a la tumba de su padre, fallecido hace 45 años. Para ella, visitar el cementerio y recordar a su padre es una forma de mantener viva su memoria y compartir su legado con las nuevas generaciones, como su nieto, que nunca llegó a conocerlo. 

Otros asistentes, que perdieron a sus familiares siendo muy pequeños, recordaron a sus seres queridos solo a través de fotos y relatos familiares, mostrando cómo el amor y el recuerdo perduran a pesar del tiempo.

Mientras muchas tumbas se encontraban adornadas con flores y decoraciones, algunas lucían abandonadas, sin ningún nombre o señal de visita. 

Para facilitar el acceso, la municipalidad de Villa María del Triunfo organizó un servicio de buses a lo largo de las 60 hectáreas del cementerio y estableció restricciones para mantener el orden y la limpieza, como permitir únicamente flores artificiales y prohibir el ingreso de bebidas alcohólicas. 

Festival gastronómico

Otro aspecto destacado del evento fue el festival gastronómico organizado por las ollas comunes de Villa María del Triunfo, donde los asistentes podían disfrutar de platillos tradicionales tras sus largas caminatas en el cementerio.  

Este gesto fue muy bien recibido, ya que ofrecía un momento de calidez y unión para todos los que acudieron a rendir homenaje a sus familiares.

Se estima que alrededor de dos millones de personas visitaron el cementerio el 1 de noviembre, haciendo de esta celebración un acto de profundo respeto y amor hacia quienes ya no están, pero que permanecen en el recuerdo de sus seres queridos.