Presunto acosador en Sunafil
Un alto funcionario público ha sido denunciado por hostigamiento sexual contra una servidora del Estado. Por Karla Ramírez (@NinaSunqu)
Es viernes 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y nosotros tenemos frente a frente a un alto funcionario público denunciado por hostigamiento sexual contra una servidora del Estado.
Víctor Loyola es la cabeza de la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil), entidad adscrita al Ministerio de Trabajo, donde una empleada dice que ha sido víctima de sus ataques. El primero fue hace poco, a inicios de septiembre del 2022.
“(…) me encontraba sentada con mis audífonos en mi escritorio (...) y, en ese momento, el señor Víctor José Loyola Desposorio ingresa al despacho viceministerial de trabajo y se acerca a mi tomándome de la cabeza con las dos manos y me besa a la fuerza en dos oportunidades, lo cual generó que forzara con él para que no lo haga. En ese momento le dije “qué tienes”, lo cual motivó que me respondiera el señor Loyola Desposorio “(…) quería saber qué tan fogosas son las del signo escorpio”, indicó la agraviada.
El superintendente Loyola está casado, es 10 años mayor que la joven denunciante cuyos relatos van in crescendo en angustia, fecha tras fecha.
“(…) el señor Loyola Desposorio se volvió a acercar a mí y me dice textualmente “por qué no nos damos otro besito” (…) acto seguido el señor Loyola Desposorio me dice “cuándo me vas a visitar a mi oficina” (…) se acerca, lo cual motivó que me levante y salga de mi lugar diciéndole que quería ir al baño (…). Cuando me encontraba en el servicio higiénico del directorio miré por debajo de la puerta y me percaté de una sombra y escuché pasos, por lo que me asusté, ya que presumía que era el señor Loyola Desposorio”, agrega.
Víctor Loyola ha trabajado como inspector de Sunafil en Trujillo desde el 2013, pero su verdadero progreso empezó con este gobierno. El 30 de noviembre del 2021 vino a Lima como Asesor II del viceministro de Trabajo Edilberto Jaime Ríos. Un cargo de altísima confianza. Pero el premio mayor lo logró el 30 de junio de este 2022 cuando fue nombrado superintendente de Sunafil; es decir, la máxima cabeza de este órgano del Ministerio de Trabajo.
Cuesta creer que el jefe máximo de Sunafil no sepa de qué lo acusan. Según el oficio 0101-2022 del MTPE, hace una semana ya le pidieron sus descargos con citas textuales del testimonio en su contra, brindado el 14 de noviembre.
El tercer episodio del señalado hostigamiento deja mal parado al propio viceministro de la cartera.
“(…) el viceministro le dijo a la señora Carla Gregorini Cabreros que se podía retirar y cuando ella insistió que podía ayudar, le recalcó que yo podía sola, por lo que se retiró de la oficina. En ese momento, el viceministro ingresó al servicio higiénico de su oficina y el señor Loyola Desposorio cerró la puerta (…) Al encontrarme a solas con el señor Loyola Desposorio se me acerca y me dice “estás más bonita ahora que has bajado de peso”, cuenta la denunciante.
El viceministro de Trabajo Edilberto Jaime Ríos estaba junto a Loyola en la actividad donde lo encontramos. Cuando Cuarto Poder abordó a Loyola, quien recordemos fue su asesor durante 8 meses, el viceministro emprendió la retirada. Teníamos preguntas por hacerle. Y es que, además del acoso, pesa sobre Loyola la sospecha de haber presentado documentos falsos para justificar su experiencia laboral.
En la Hoja de Vida que Loyola presentó al Ministerio de Trabajo, adjuntó un certificado del Instituto Privado Virginia Henderson por haberse desempeñado como “abogado docente, encargado de la jefatura de investigación y capacitación” entre el “01 de enero y 31 de diciembre del 2013”. El certificado fue emitido este 13 de junio del 2022 con la rúbrica de Roberto J. Tejada Estrada, pero este señor niega su firma.
Según el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec), el administrador Roberto J. Tejada Estrada no tiene homónimos. El 2020 fue detenido por un caso de malversación de fondos. Está en arresto domiciliario desde junio del 2021. Niega el documento y niega conocer, siquiera, al superintendente de Sunafil.
El superintendente de Sunafil registra haber sido imputado por “falsificación documentaria”. Un expediente del 2015 en archivo preliminar que él también desconoce.
El problema que devendría por este certificado laboral con rúbrica falsa es muy grave.
“Estaría incurriendo este funcionario en la comisión del delito de falsificación de documentos que, de acuerdo al código penal, podría acarrear pena de 2 a 10 años de cárcel”, dijo el abogado César Candela.
Le hicimos caso y fuimos a la institución donde dice haber trabajado y de dónde habría salido el certificado con firma falsa. Es una casa en Breña donde, apenas preguntamos por la dueña, nos dieron esta muestra de su educación.
La dueña es Grika Assayag, una excandidata al Congreso que registra visitas a tres ministros del actual gobierno. El 25 de septiembre del 2021 departió durante 3 horas con la vicepresidenta del Perú Dina Boluarte y, vaya coincidencia, el 25 de octubre del 2021 estuvo con el viceministro de Trabajo Edilberto Jaime Ríos. El mundo es un pañuelo, dicen por ahí.
De todos los derechos que el superintendente Loyola habría vulnerado, el de hostigamiento sexual es sin duda el más grave. El último capítulo habría sucedido el viernes 11 de noviembre último.
“(…) el viceministro me llamó y me entregó un sobre cerrado, indicándome que se lo debo entregar al señor Loyola Desposorio en sus manos (…) la asesora Jenifer Apestegui se ofreció a llevarlo motivando que el vice precisara que el documento lo debía llevar yo (…)”.
Ya en el despacho de Loyola, cuenta la joven, hubo ataques en vez de un perdón.
“Se me acerca y me besa forzadamente, lo cual motivó que lo empujara y me levantara; sin embargo, el señor Loyola Desposorio no entiende mi rechazo y, muy por el contrario en cesar su acto, me abraza y me acerca a él con fuerza, lo cual motivó que le sacara sus manos de mi espalda y retrocedió (…) me pide que sea su enamorada, lo cual rechacé, por lo que me señaló que él me iba a sumar en mi vida y no restarla ya que tiene la calidad de superintendente (…) me señaló que si yo aceptaba ser su enamorada nadie se enteraría de dicha situación, pidiéndome que nos viéramos a la salida de mis labores en el parque se encuentra a la espalda del ministerio para que le que diga qué regalo quisiera que me trajera de su viaje a España (…) lo cual rechacé así como la propuesta que me hizo preguntándome cuánto ganaba en mi actual trabajo y que él podía darme un mejor puesto con mayor salario en Sunafil (…)”.
“En el Perú, el acoso sexual ya está tipificado en el código penal (…) en determinados casos, tiene penas previstas entre 4 a 8 años si se configuran determinados agravantes, uno de ellos es si la victima está en dependencia o subordinación”, señala la abogada Marlene Molero.
Loyola se cansó de nuestras repreguntas, de nuestra sorpresa por su impavidez ante tremendas acusaciones en contra. Su equipo de Comunicaciones, liderado por una mujer, fue el primero en escoltarlo. No le gusta el acoso, cuando viene de la prensa.