Frío y precariedad afectan a familias en Ventanilla

El intenso frío y la constante llovizna han agravado la situación de decenas de familias en el asentamiento humano San Judas Tadeo, en Ventanilla, Callao.

Entre calles de barro, viviendas húmedas y sin acceso a servicios básicos, los niños son los más afectados por enfermedades respiratorias que no logran superar.

La hija del señor Abel lleva varios días con gripe debido a la humedad que invade su hogar. “Se ha mojado todo, el agua entra por el techo”, relata mientras trata de secar las prendas de su familia, un proceso que puede tomar más de dos días.

En este lugar, donde las lluvias se filtran y las casas se cubren con cartones y plásticos, combatir el frío es una tarea diaria y complicada.

¿Cómo enfrentan las familias de Ventanilla el invierno sin servicios básicos?

Las familias del asentamiento San Judas Tadeo carecen de pistas, veredas y escaleras. Se movilizan con dificultad por los cerros resbalosos, cargando a sus hijos con extremo cuidado para no caer.

Ante la ausencia de caminos seguros, las madres piden apoyo para construir accesos con cemento y así evitar accidentes en época de lluvia.

Una de las mayores preocupaciones es la falta de agua potable. La cisterna que abastece la zona no puede subir hasta lo alto del cerro, lo que deja a los vecinos sin suministro durante tres o cuatro días. “Así vivimos, esperando el agua, y a veces no llega”, lamentan. 

Para proteger a sus hijos, los padres optan por abrigarlos con varias capas de ropa, ofrecerles bebidas calientes y hacer todo lo posible para evitar que se enfermen. Sin embargo, en un ambiente donde la humedad es constante, las enfermedades respiratorias se vuelven frecuentes y difíciles de curar.

¿Qué necesidades expresan los vecinos del asentamiento?

Los pobladores de San Judas Tadeo han solicitado ayuda para enfrentar el invierno con mayor dignidad. Necesitan pistas, veredas, escaleras, agua potable y sistemas de desagüe.

Muchas familias improvisan techos con calaminas y plástico, pero no evitan que el agua se filtre. “Nos moja todo, hasta la cama”, cuentan mientras muestran cómo se protege su vivienda con cartones.

Los vecinos también han pedido a empresas privadas que donen cemento para habilitar escaleras o caminos de acceso. Esto permitiría el ingreso de cisternas y vehículos, y reduciría el riesgo de accidentes en temporada de lluvia.

El testimonio de estas familias refleja una realidad que se repite en varios asentamientos de Lima y Callao, donde el invierno no solo trae frío, sino también precariedad y enfermedades.