Casonas del Centro Histórico de Lima: En qué consiste el proyecto
El "buque", una antigua casona que fue una de las primeras viviendas multifamiliares de Lima en el siglo XIX, hoy se encuentra en ruinas.
Las vigas expuestas y los muros caídos son un claro reflejo de su deterioro. Lo que alguna vez fue una estructura emblemática, llena de hermosura y resplandor, hoy es solo un espacio de basura y caos.
Junto con la Casa Echenique y la Quinta Heeren, forma parte de un proyecto de restauración que la Municipalidad de Lima está impulsando para recuperar y darle una nueva vida a estos edificios históricos.
En particular, la Quinta Heeren, que abarca 40,000 metros cuadrados, será el centro de este plan. Se planea convertirla en un pulmón verde para la ciudad, con 20,000 metros cuadrados dedicados a áreas verdes, lo que no solo revitalizaría el área, sino que también ofrecería un espacio de recreación y esparcimiento para los limeños.
El proyecto también incluye la peatonalización de los jirones Ancash y Junín, así como la recuperación de otras plazas como la Plaza de la Buena Muerte y la Plaza Italia, que son puntos clave en el corazón de los barrios altos.
El objetivo es darles una nueva cara a estos lugares, convirtiéndolos en polos de desarrollo para el centro histórico de Lima.
En manos del Congreso
Para que este plan se lleve a cabo, la Municipalidad ha solicitado al Congreso la aprobación de una ley que permita la expropiación de ciertos inmuebles.
Esta solicitud ha generado controversia, especialmente cuando se trata de propiedades de personas fallecidas hace varias décadas. La propuesta es que, a pesar de la complejidad de la situación legal, se pague un justiprecio a los herederos, una vez que resuelvan los trámites legales.
A favor de la propuesta
El alcalde del Rímac, Néstor de la Rosa, también apoya la idea de revitalizar su distrito y convertir el jirón Trujillo en una extensión del jirón de la Unión, utilizando inversión privada para llevar a cabo estos cambios. Sin embargo, la oposición de algunos vecinos, que temen perder sus hogares y su historia en estos terrenos, es un desafío adicional.
Las autoridades han enfatizado que no se trata de un desalojo forzoso, sino de un proceso de diálogo para llegar a acuerdos que beneficien a todos.
El Congreso tendrá la última palabra en la aprobación de estas iniciativas, que podrían marcar un hito en la recuperación del patrimonio de Lima, al mismo tiempo que fomentan el desarrollo económico y social de la ciudad.