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Rusia muestra su mayor megafábrica de drones con menores

La megafábrica de drones en Rusia fue mostrada en TV estatal como un símbolo de poderío industrial. Sin embargo, el uso de menores en la producción ha desatado cuestionamientos éticos y legales.
Foto y video: Canal N

La televisión estatal rusa Zvezda difundió imágenes exclusivas de lo que Moscú presenta como su mayor complejo industrial en plena guerra: la megafábrica de drones en Rusia. El recorrido mostró una cadena de producción ubicada en Yelabuga, Tartaristán, donde se ensamblan los drones Geran-2, de diseño iraní. Según el gobierno ruso, esta planta es la más grande y secreta del mundo en su tipo.

A más de 1.700 kilómetros de la frontera con Ucrania, la planta ha sido blanco de ataques de largo alcance por parte de Kiev. Moscú ha reconocido que las defensas antiaéreas fueron activadas en múltiples ocasiones, mientras fuentes ucranianas han informado daños en la infraestructura de esta zona industrial clave para el suministro bélico ruso.

La relevancia estratégica de esta fábrica no solo se basa en su volumen de producción, sino en las implicancias éticas y legales que ha desatado el contenido del reportaje difundido por la televisión estatal.

Fuente: Canal N

Las imágenes revelan la participación de menores de edad en el proceso de ensamblaje, lo que ha encendido la alarma entre analistas internacionales y organizaciones de derechos humanos.

Producción acelerada de drones en Rusia en plena guerra

El video emitido por el canal Zvezda destacó que la producción de la megafábrica de drones en Rusia se ha multiplicado por nueve respecto a las proyecciones iniciales. Decenas de líneas de ensamblaje operan a máxima capacidad para abastecer las ofensivas rusas sobre territorio ucraniano.

Los drones mostrados en la emisión, denominados Geran-2, son versiones rusas del modelo Shahed-136 de fabricación iraní. Las unidades estaban pintadas en negro mate, una estrategia diseñada para dificultar su detección en operaciones nocturnas, especialmente ante las defensas móviles antiaéreas desplegadas por Ucrania.

El uso recurrente de estos drones en ataques durante la noche refuerza la intención del Kremlin de llevar a cabo acciones que superen las capacidades defensivas de su adversario. Expertos occidentales han advertido que Rusia se prepara para una ofensiva sin precedentes que podría involucrar el despliegue simultáneo de hasta 2.000 drones en una sola jornada.

Participación de menores en la megafábrica de drones en Rusia

Uno de los aspectos más controversiales del reportaje fue la exposición de estudiantes de catorce y quince años trabajando en la planta. La megafábrica de drones en Rusia se nutre del alumnado de la Escuela Politécnica de Alabuga, institución técnica ubicada en la misma zona industrial.

Estos adolescentes reciben formación especializada en vehículos aéreos no tripulados desde noveno curso. Tras completar sus estudios, se les ofrece empleo directo en la planta, lo que ha sido presentado por las autoridades como un programa de integración técnica y educativa.

Sin embargo, informes de medios rusos advierten que estos estudiantes trabajan bajo condiciones restrictivas. Los turnos laborales son prolongados, en ocasiones sin pausas, y los contratos incluyen cláusulas de confidencialidad estrictas. Las sanciones por incumplir estas reglas pueden alcanzar multas de hasta 2 millones de rublos, equivalentes a más de 22 mil dólares.

Multas, vigilancia y control: condiciones laborales en la planta

Más allá de las restricciones contractuales, diversos reportes han señalado un sistema de vigilancia constante sobre los menores que trabajan en la planta. La negativa a participar en la cadena de producción podría derivar en la expulsión de los estudiantes y sanciones económicas directas a sus familias.

En caso de abandono o negativa, los padres podrían ser obligados a reembolsar entre 1.900 y 4.700 dólares por los costos educativos asumidos por la institución. Esta política ha sido calificada por críticos como una forma de coerción institucional que vulnera derechos fundamentales.

A nivel internacional, la participación de menores en procesos vinculados a la producción armamentística infringe múltiples tratados. La Convención sobre los Derechos del Niño y el Protocolo Facultativo sobre la participación de niños en conflictos armados son apenas dos de los instrumentos legales que podrían estar siendo transgredidos.

Tecnología extranjera y la militarización del sistema educativo

La producción en masa en la megafábrica de drones en Rusia pone en evidencia el uso de tecnología extranjera en su capacidad militar. El modelo Geran-2 es una adaptación directa del Shahed-136, drone iraní que ha sido ampliamente documentado como parte del arsenal ruso en la guerra.

Esta colaboración tecnológica entre Moscú y Teherán ha sido cuestionada por analistas occidentales, no solo por sus implicancias geopolíticas, sino por la evasión de sanciones internacionales que estas alianzas representan. Además, se suma la creciente preocupación por la militarización de los espacios educativos en Rusia, donde adolescentes son capacitados y utilizados en un contexto bélico sin precedentes.

La línea entre la formación técnica y el adoctrinamiento militar se vuelve difusa en estos entornos. Mientras el Kremlin lo presenta como un avance industrial y educativo, la comunidad internacional lo percibe como una instrumentalización de menores para fines militares.

Vulnerabilidad de la megafábrica: ataques y daños recientes

En lo que va del año, la planta ubicada en Yelabuga ha sido objetivo de ataques con drones por parte de Ucrania. A pesar de los sistemas de defensa aérea rusos, varios de estos ataques han alcanzado instalaciones clave, generando incendios y pérdidas significativas.

Kiev ha señalado que estos bombardeos buscan frenar la producción intensiva de drones que son utilizados en ataques sistemáticos contra ciudades ucranianas. La planta de Yelabuga, por tanto, no solo representa un avance industrial, sino un blanco estratégico de alto valor.

La infraestructura industrial se ha convertido en una extensión directa del frente de batalla. La distancia de más de mil kilómetros respecto al frente no ha sido impedimento para que la planta esté en la mira de las fuerzas ucranianas.

Dilemas éticos y legales del uso masivo de drones

El uso extendido de drones como herramienta de guerra ha transformado la naturaleza del conflicto. En el caso de la megafábrica de drones en Rusia, el asunto va más allá del número de unidades producidas. Se trata de los métodos utilizados, los recursos humanos involucrados y el alcance potencial de estos artefactos.

El empleo de menores, la apropiación de tecnología foránea y la posibilidad de lanzar ofensivas masivas sin precedentes plantean interrogantes sobre los límites del derecho internacional humanitario. La guerra en Ucrania se ha convertido en un escenario de pruebas tecnológicas, y la fábrica de Yelabuga es ahora su epicentro más inquietante.

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