Prohibición de redes sociales desata protestas en Nepal

La renuncia del primer ministro de Nepal no logró contener una ola de protestas que ya dejó 19 muertos y terminó con el incendio del Parlamento
Cientos de manifestantes incendiaron el Parlamento de Nepal tras dos días de violentas protestas juveniles contra la corrupción y la censura a redes sociales. La renuncia del primer ministro K.P. Sharma Oli no logró contener la indignación popular que ha dejado al menos 19 muertos y más de 300 heridos.
Horas antes del ataque al recinto legislativo, Oli presentó su dimisión en una carta enviada al presidente del país. Su salida se produjo en medio de la presión por las protestas, sumada a la renuncia previa de cinco ministros de su gabinete.
La violencia alcanzó niveles sin precedentes en Katmandú, donde el Ejército fue desplegado, pero no intervino para impedir los ataques. Imágenes difundidas por medios locales mostraron humo denso saliendo del Parlamento mientras grupos de manifestantes ocupaban la zona.
La renuncia no estabilizó el escenario político

Pese a la salida de Oli del cargo, la crisis política en Nepal se agravó. Veinte congresistas del partido Rastriya Swatantra Party anunciaron su renuncia en bloque, alegando que el Parlamento había perdido legitimidad para representar al pueblo. En su pronunciamiento, propusieron la creación de un “gobierno civil interino”.
El RSP también exigió una comisión judicial de alto nivel que investigue el uso de la fuerza por parte de las autoridades durante las protestas. Esta demanda se alinea con los recientes pronunciamientos de Amnistía Internacional y Naciones Unidas, que denunciaron abusos durante las jornadas de movilización.
Ataques a residencias de figuras políticas
Durante la jornada violenta, se reportaron ataques a residencias de altos líderes políticos. La vivienda del ex primer ministro Sher Bahadur Deuba fue asaltada, resultando herido. También fue incendiada la residencia privada de K.P. Sharma Oli, aunque sin reporte de víctimas en ese caso.
Estos incidentes evidencian el nivel de tensión que atraviesa Nepal, donde la frustración ciudadana ha derivado en acciones directas contra figuras de poder.
Ejército desplegado sin intervención

A pesar del despliegue militar en puntos estratégicos de Katmandú, las fuerzas del Ejército no intervinieron para frenar la escalada de violencia. Las imágenes del Parlamento en llamas, sin respuesta inmediata de seguridad, generaron preocupación sobre el control institucional del país.
La inacción del Ejército ha sido interpretada por algunos sectores como una señal del debilitamiento de las estructuras estatales, en un contexto donde la autoridad del gobierno central se ve cuestionada tanto desde el Congreso como desde las calles.
El escenario en Nepal permanece inestable, con instituciones políticas debilitadas, demandas de justicia en aumento y organismos internacionales siguiendo de cerca el desarrollo de los hechos. La renuncia del primer ministro, lejos de desactivar la crisis, parece haber acelerado la descomposición del orden político.
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