Al menos 30 grupos familiares trabajan en el Congreso

Un informe de El Comercio revela que más de treinta grupos familiares laboran en el Congreso, sin procesos meritocráticos y al margen de la Ley Servir
Un informe del diario El Comercio reveló que al menos treinta grupos familiares laboran actualmente en el Congreso de la República, en una práctica que evidencia la falta de meritocracia y control en las contrataciones dentro de esta institución.
La información detalla que estas relaciones incluyen vínculos entre hermanos, esposos e incluso hijos de funcionarios parlamentarios.
La investigación también expone que muchos de estos familiares trabajan en oficinas distintas dentro del Congreso, lo que podría ser un intento por minimizar sospechas de favoritismo o de prácticas de nepotismo.
Sin embargo, la ubicación separada no impide la existencia de vínculos familiares que comprometen la transparencia en la gestión pública.
Contrataciones sin meritocracia ni fiscalización
Uno de los aspectos más graves es que estas contrataciones no pasan por concursos públicos ni por procesos de evaluación basados en méritos.
Esta situación es posible porque el Congreso está formalmente excluido del régimen de la Ley Servir, que regula el acceso meritocrático a la administración pública en otras entidades del Estado.
Este vacío normativo permite que los despachos congresales puedan incorporar personal por designación directa, sin justificación técnica ni supervisión externa. Como resultado, los criterios de contratación pueden responder a la cercanía personal o política con los congresistas o con funcionarios ya instalados.
Práctica se registra en bancadas
La presencia de grupos familiares no se limita a una sola tendencia política. En la bancada de Fuerza Popular, por ejemplo, se detectaron hasta tres grupos de hermanos contratados. Algunos de ellos son afiliados al partido, lo que refuerza las sospechas de clientelismo político.
También se identificaron casos similares en Renovación Popular y en agrupaciones de izquierda como la bancada socialista. Esta transversalidad política revela que se trata de una práctica generalizada en el Congreso, sin distinción de ideologías.
Sistema institucional que favorece el amiguismo
La persistencia de estas contrataciones pone en evidencia un sistema institucional que permite y hasta favorece el amiguismo y el ingreso por vínculos personales.
Mientras tanto, miles de profesionales calificados quedan fuera del aparato público por no tener contactos políticos. La falta de control interno y la exclusión de la Ley Servir refuerzan una cultura institucional donde el mérito queda relegado.
En conclusión, un informe de El Comercio reveló que más de treinta grupos familiares trabajan actualmente en el Congreso, distribuidos en distintas oficinas para evitar sospechas.
Estas contrataciones se realizan sin concursos públicos debido a que el Congreso está fuera del alcance de la Ley Servir. Se detectaron casos en diversas bancadas, lo que confirma una práctica extendida y sin fiscalización.