Colas y desorden afectan a la Línea 1 del Metro de Lima

Pese a ser el sistema más utilizado, la Línea 1 sigue sin integrarse a la tarjeta única ni mejorar su capacidad
Con más de una década de funcionamiento desde su ampliación en 2011, la Línea 1 del Metro de Lima, que alguna vez representó una promesa de modernización para el transporte público, se ha convertido hoy en un reflejo de la crisis estructural del sistema. Las colas diarias de hasta una hora, los casos de delincuencia reportados en sus estaciones y el uso de tecnología obsoleta evidencian el deterioro de una obra pensada para aliviar el caos vehicular de la capital.
A diario, estaciones como Villa El Salvador, Parque Industrial, María Auxiliadora y Bayóvar registran aglomeraciones fuera de control. Usuarios denuncian que “la cola tarda más que el viaje”. Según especialistas, la ausencia de planes de mejora y actualización tecnológica ha dejado a esta línea sin capacidad de respuesta.
Falta de seguridad y presencia del crimen organizado
El crecimiento de la demanda no ha sido acompañado de acciones firmes en materia de seguridad. Informes y testimonios recogidos por Canal N muestran cómo bandas de salderos operan libremente, vendiendo tarjetas con saldos ilegales, mientras otras zonas se han visto marcadas por crímenes por encargo.
Estaciones como Pirámide del Sol, Jorge Chávez y La Cultura han sido escenario de incidentes graves. A pesar de la presencia de una “policía ferroviaria”, se cuestiona su capacidad real de control. Los usuarios, en medio del hacinamiento, son expuestos a situaciones de alto riesgo sin respuesta oportuna del Estado.
Un sistema de recarga anacrónico
Mientras los sistemas de metro de otras capitales ya funcionan con pagos digitales, códigos QR y billeteras electrónicas, la Línea 1 aún obliga a sus usuarios a recargar con efectivo. No existe interoperabilidad ni opciones modernas.
El especialista Luis Quispe Candia señaló que “la Línea 1 tiene un sistema de recarga obsoleto, y no forma parte del sistema integral de transporte”. A pesar de los anuncios sobre la tarjeta única, la ATU informó que recién en el primer trimestre de 2026 estaría operativa, tras pasar por un proceso de homologación técnica.
Una historia de postergaciones
La Línea 1 tuvo su origen en 1986, cuando Alan García y Jorge del Castillo colocaron la primera piedra. La obra fue paralizada por terrorismo, inflación y falta de transparencia. Fue recién en 2011, también bajo la administración de García, que se completó el tramo hasta la estación Grau.
Desde entonces, no se han producido mejoras significativas. A pesar de que el sistema fue diseñado como un modelo de transporte masivo y seguro, la falta de inversión en infraestructura complementaria, torniquetes, señalización y accesos, ha frenado su eficiencia.
La espera fuera de las estaciones: colas interminables
Hoy, en plena calle, los limeños hacen fila entre 30 y 60 minutos para ingresar. Los torniquetes inhabilitados, el cierre parcial de accesos y la falta de coordinación son parte del problema. A eso se suman ambulantes, campañas políticas y actos delictivos que aprovechan el caos para instalarse.
En palabras de Quispe Candia: “La situación se ha aglomerado al punto de poner en riesgo la integridad de los pasajeros. Se requiere una mejora urgente del sistema”.
La comparación con la Línea 2 y los sistemas de la región
Mientras la Línea 2 del Metro de Lima avanza con estándares modernos —puertas de seguridad, andenes amplios, accesos ordenados—, la Línea 1 sigue siendo un sistema independiente, sin conexión efectiva al resto del transporte urbano.
Otras ciudades como Buenos Aires, Medellín, Santiago y Caracas, cuyos metros tienen entre 30 y 110 años de antigüedad, ya cuentan con integración de sistemas, accesos rápidos y pagos digitales. En Lima, los usuarios aún deben cargar y recargar varias tarjetas distintas para poder movilizarse.
La responsabilidad de la situación recae, en parte, sobre la Autoridad de Transporte Urbano (ATU) y el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), entidades encargadas de implementar soluciones estructurales. “El despacho del ministro es el que debe tomar decisiones”, afirmó Quispe Candia.
La falta de una política sostenida en el tiempo ha dejado en evidencia el abandono del sistema por más de tres décadas. La escasa inversión, la poca planificación y los constantes cambios de autoridades impiden avances concretos.
Resumen:
A 11 años de su inauguración, la Línea 1 del Metro de Lima opera con fallas que afectan a miles de ciudadanos. Colas interminables, inseguridad, falta de conectividad y ausencia de tecnología moderna muestran el rezago de un sistema que, en otras capitales de la región, representa eficiencia. La ATU anunció que la tarjeta única recién estaría operativa en 2026, mientras usuarios exigen una solución inmediata.