El otro español cuyo nombre ha pasado desapercibido por la justicia

Se habla mucho de Jorge Hernández, alias ‘El Español’, pero no de la empresa que se benefició de sus gestiones, cuyo dueño es el también español Rafael Calvo Gonzáles

 

Video: Cuarto Poder

El 7 mayo del 2010 un poderoso empresario español llegó al Perú. Lima vio aterrizar a Rafael Calvo González Gallarza. Acababa de cumplir 51 años y tenía todas las ganas de emprender y hacer dinero en un país que no conocía.

Y vaya que le fue bien, 12 años después, vive en este barrio miraflorino, tiene varias empresas en el país y, sobre todo, su nombre ha pasado desapercibido para la justicia que hace un par de semanas capturó a un compatriota muy cercano a él.

Un joven de 32 años llamado Jorge Hernández. Quien ahora, que se ve ante una situación complicada, busca colaborar con la justicia. Por eso ha confesado, ya en libertad, que escondió al sobrino del golpista Pedro Castillo, el aún prófugo Fray Vázquez Castillo.

Además, cuando estuvo detenido, Hernández ha dado información sobre sobornos para altos mandos de la policía y es acusado de organizar un sistema de espionaje a favor del expresidente. Se habla mucho de él, pero hasta ahora, no se ha dicho nada del origen de su poder, ni de la empresa que se benefició con sus gestiones, una compañía que tiene como principal dueño, al mismo empresario que llegó en el 2010 con ganas de hacer dinero en el Perú: el señor Rafael Calvo González Gallarza.

Cuando Calvo González Gallarza llegó al Perú incursionó en el rubro inmobiliario. Fundó diferentes empresas con muchos socios peruanos. No siempre le fue bien y por eso trajo al Perú a alguien de su confianza. El 3 de marzo del 2014 llegó al Perú Sergio Castellanos Martínez, tenía 41 años y dejó en España, según los registros públicos de su país, cerca de 14 empresas con las que tiene relación. En muchas aún aparece cómo apoderado y casi todas pertenecen al rubro inmobiliario.

No fue solo una relación laboral, aquí los vemos, descansando en uno de los varios paseos en moto que hacían juntos en Lima. Los negocios cambian cuando a fines del 2015 Castellanos conoce a este hombre llamado Tomás Marsano, un cinéfilo y empresario peruano que por esa fecha reorganizaba su empresa familiar llamada Sociedad Agrícola de Lima. Su fin era recuperar terrenos que habían pertenecido a su familia y que habían sido invadidos. Son cerca de 8 millones de metros cuadrados en Puente Piedra, una fortuna en tierra.

Castellanos le presenta a Calvo González Gallarza y los tres se hacen amigos. Almorzaban juntos, e incluso el propio Castellanos preparaba paella en casa de Marsano.

Durante los almuerzos, surge la idea de que los españoles compren Sociedad Agrícola de Lima, la empresa de la familia Marsano y con ello, los 8 millones de metros cuadrados que la familia buscaba recuperar. Fue el propio Calvo junto a Castellanos quienes encabezaron la transacción que duró cuatro meses. Al finalizar, celebraron con una cena privada en el exclusivo hotel Country Club donde Rafael Calvo González Gallarza dio las palabras de honor, ese marzo del 2019.

Cuenta Tomas Marsano que luego de cerrar la transacción, aparece en escena un personaje que no se despegaba de Sergio Castellanos. Era Jorge Hernández, el joven que actualmente busca ser colaborador eficaz, tras ser detenido, y que para el 2019 ya llevaba poco más de dos años en el Perú. En su registro migratorio consta que pisó tierra peruana   el 2 de diciembre del 2016.

Marsano le hizo el mismo reclamo a Rafael Calvo, quien estaba enterado del nuevo y sospechoso ayudante de Castellanos, pero su respuesta fue similar.

Marsano dice que recordó a Hernández porque pocos meses antes de verlo junto a Castellanos, habló por teléfono con él. Cuando un terreno de su familia que intentaba recuperar fue invadido. Un abogado le dijo que había un español con buenos contactos en la policía. Marsano accedió a hablar con él.

Y es verdad, este video fue grabado a escondidas por vecinos de Puente Piedra que viven alrededor de la huaca Copacabana, en el límite con Carabayllo. Aquí se ve a Sergio Castellanos, en ese momento apoderado y representante de la empresa, junto a Jorge Hernández. Es uno de los desalojos que realizaron luego de comprar la compañía de Marsano, quien había garantizado a los vecinos de la huaca, en el papel y con su palabra, que los nuevos dueños seguirían negociando, sin violencia, la formalización de los terrenos que habitaban. Pero eso nunca ocurrió. 

Quien habla es Emérito Horna, vivió alrededor de la huaca hasta el 2021 cuando los españoles, como él les dice, lo sacaron. Fue el propio gerente general, Rafael Calvo González Gallarza, quien aparece en este video dentro de la huaca. Llegó en este carro que figura a su nombre, y fue sumamente claro al reclamar sus tierras.

Luego de ellos vino más violencia. Diferentes ingresos con matones que se quedaban a dormir y a tomar cerveza intimidando a las 17 familias que vivían alrededor de la huaca. Colocaban casetas con la marca de la Compañía Inmobiliaria Agrícola de Lima. Fueron semanas de violencia hasta que finalmente sacaron a las personas del lugar. Castellanos siempre estaba acompañado de Hernández y siempre encabezando el desalojo.

Y siempre reportando los logros a su jefe, en esos primeros meses del 2021. La gente buscó ayuda en la comisaría de Zapallal, pero nunca les hicieron caso. Casi dos años después, encontraron la respuesta cuando Cuarto Poder publicó esta foto donde el entonces comisario de Zapallal, el comandante Edgar Torres Cabanillas, celebra el cumpleaños de Hernández que estaba en la cabecera de la mesa. Al frente del policía estaba Sergio Castellanos el hombre que realizaba desalojos en su jurisdicción. Era diciembre del 2021.

Los vecinos de la huaca cuentan que el día que finalmente los desalojaron los españoles y sus matones sacaron esta bandera peruana que estaba en lo alto de una loma y colocaron la bandera española. Una humillación que aún no olvidan.

Pedimos una entrevista con el verdadero dueño de la ahora llamada Compañía Inmobiliaria Agrícola de Lima, Rafael Calvo González Gallarza. Sin embargo, no accedió y envió al nuevo apoderado, Marcial Aragón. El reconoce a Castellanos como un ex trabajador de la empresa que se fue en octubre del año pasado tras las primeras denuncias periodísticas que lo vincularon con el Gobierno de Pedro Castillo.

Reconoce a Castellanos, pero no a Hernández y menos a sus acciones. Aragón desconoce a Hernández, pero lo concreto es que los desalojos que encabezó junto a Castellanos beneficiaron a la empresa. Defiende el desalojo de la huaca en el que participó Hernández. Asegura que era legal porque tenían una autorización del Ministerio de Cultura.

El Ministerio de Cultura tiene otra versión. Aseguran que el permiso para el estudio era de solo dos meses, que ya concluyó y su resultado fue que dicha zona presenta un grado de potencial arqueológico alto. Esto se reafirma con los hechos, ya que antes que llegaran los españoles, la propia comunidad encontró restos de una momia y los entregó al ministerio de Cultura.

Además, en el comunicado del ministerio, se señala que ellos nunca autorizaron un cerco alrededor de la huaca y que por ello ya le han puesto una multa a la empresa, sin embargo, el cerco sigue allí y la empresa también.

Cuando Castellanos llegó al Perú, según su contrato, tenía un sueldo y otros beneficios, que le permitían ganar cerca de 5 dólares al mes. Además, el propio Rafael Calvo González Gallarza le aprobó la entrega de un moderno carro BMW y de esta casa en San Isidro en la Calle Roma, donde ocurrió más de un acto sospechoso: Desde la reunión con los altos mandos de la policía, pasando por reuniones con ministros, hasta cobijar al prófugo sobrino del entonces presidente Pedro Castillo. ¿Cuánto de esto sabía Calvo González Gallarza, el verdadero hombre fuerte detrás de Castellanos?

Cuando Hernández fue capturado lo encontraron en esta lujosa casa de La Molina. Atrás quedó el ajustado departamento de la Av. Canta Callao. Su nueva vivienda fue alquilada en agosto del año pasado, cuando Castellanos aún trabajaba en la empresa de Rafael Calvo. El monto del alquiler es de 3 mil soles mensuales y Sergio Castellanos dejó el correo de la empresa para que envíen las facturas de los pagos. La empresa asegura que nunca salió de sus arcas algún pago para esa casa.

La empresa niega y desacredita a los vecinos de la huaca, diciendo que tienen denuncias por tráfico de terrenos. Tomas Marsano asegura que su interés en denunciar no tiene un fin económico y que dirá mucho más cuando la justicia lo llame. Mientras tanto, de los tres españoles, solo Hernández ha dado la cara a los medios.

Rafael Calvo González Gallarza, no cambió de opinión y no quiso participar de este informe. Su compatriota, Sergio Castellanos, canceló la entrevista dos horas antes de lo pactado. Parece que como en el ajedrez, a veces, hay que sacrificar peones, para ganar terrenos.

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