Perro peruano sin pelo cumple 40 años como raza reconocida
Este 12 de junio se conmemoran cuatro décadas desde que el perro peruano sin pelo fue reconocido como raza originaria del país, símbolo de identidad nacional

Este 12 de junio se celebran los 40 años del reconocimiento oficial del perro peruano sin pelo como raza originaria del país. En 1985, esta emblemática especie fue formalmente incorporada al patrimonio canino nacional, marcando un hito en la valorización de su historia ancestral y su rol como símbolo cultural del Perú.
Desde entonces, cada año se conmemora esta fecha, en honor a una raza única por su apariencia, fortaleza y vínculo con las culturas precolombinas del país. El perro peruano sin pelo es un reflejo vivo de la identidad nacional, apreciado por su historia milenaria y su cercanía con las familias peruanas.
Un símbolo ancestral con más de 1400 años de historia
El perro peruano sin pelo tiene raíces que se remontan a más de 1400 años, con registros en culturas como la Moche, la Virú y otras civilizaciones preincaicas. En vasijas, cerámicas y representaciones arqueológicas, su figura ha sido identificada como parte del legado histórico del país.
Durante la conquista española, la raza estuvo al borde de la desaparición. Sin embargo, gracias a su resistencia natural y la intervención de criadores comprometidos, logró sobrevivir y consolidarse como emblema nacional.
Reconocido como Patrimonio Cultural de la Nación
En el año 2001, el Estado peruano declaró al perro peruano sin pelo como Patrimonio Cultural de la Nación. Esta decisión reafirmó su valor no solo como especie, sino como componente de la identidad colectiva del país.
El médico veterinario Rodrigo Rondón subraya que su principal fortaleza ha sido su capacidad de adaptación. A pesar de su vulnerabilidad ante el sol y el frío por la falta de pelaje, ha sabido mantener su salud y vitalidad, siempre con los cuidados adecuados.
Una raza querida por las familias peruanas
El perro peruano sin pelo no solo destaca por su aspecto, sino por su temperamento. Es un animal afectuoso, muy inteligente y con gran apego a su familia. Rondón advierte que su inteligencia puede ser un reto, ya que tiende a ser manipulador si no se le educa correctamente.
Hoy en día, este can ancestral ha pasado de ser parte de la historia arqueológica a convertirse en un miembro querido de muchos hogares peruanos. Su presencia evoca tradición, identidad y amor, consolidando su lugar en la cultura nacional.