El proceso para elegir al nuevo Papa

Con la muerte del papa Francisco, se activa el tradicional proceso del Cónclave, mecanismo de elección del nuevo líder de la Iglesia católica. Este sistema, vigente desde hace más de ocho siglos, combina ritualidad y una estricta organización interna.

El procedimiento inicia con una misa especial por la mañana, antes del ingreso formal a la Capilla Sixtina. Allí, los cardenales con derecho a voto, aquellos menores de 80 años, se reúnen y permanecen encerrados hasta que elijan al nuevo pontífice.

Durante el proceso, los cardenales votan en secreto, escribiendo el nombre de su candidato en una papeleta. Se sugiere que utilicen letra distorsionada para preservar el anonimato.

Nuevo Papa: Las votaciones continúan hasta lograr los dos tercios

Las votaciones se realizan por rondas, sin un plazo establecido, hasta que uno de los candidatos alcance una mayoría de dos tercios. Este proceso puede durar horas o incluso días, dependiendo del consenso.

Al finalizar cada ronda, las papeletas son quemadas en una hoguera ubicada dentro de la Capilla. El humo que se genera sirve como señal externa: el negro indica que no hay decisión, y el blanco que ya se ha elegido a un nuevo Papa.

En caso de alcanzar el acuerdo, el candidato elegido debe aceptar el cargo y elegir un nuevo nombre papal. A partir de ese momento, se convierte oficialmente en el nuevo sumo pontífice.

Nuevo Papa: El humo blanco anuncia al nuevo pontífice

Una vez que el nuevo papa acepta, se prepara el anuncio público. Se quema una última ronda de papeletas con un aditivo que genera el característico humo blanco. Luego, el pontífice es vestido con la túnica blanca y presentado ante la multitud.

Desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, se pronuncian las palabras que anuncian al nuevo líder: Habemus Papam. Así concluye un proceso de profunda tradición y significado para el mundo católico.