El papel controlador de Torres Saravia en el Congreso
Chats que revelan el control que tenía Jorge Torres Saravia sobre el personal, trabajadores y labores de la Oficina Legal del Congreso, así como su constante interés en Andrea Vidal
Nuevos chats de Jorge Torres Saravia, el hombre sindicado como la presunta cabeza de una red de prostitución en el Congreso.
Andrea Vidal, la extrabajadora del Parlamento asesinada -todo indica por encargo-, era irregularmente monitoreada, según estos diálogos de WhatsApp entre Jorge Torres Saravia y su conveniente sucesor en la Oficina Legal y Constitucional del Congreso, José Rubio Preciado. Personajes que tendrían una estrecha amistad.
En los chats, Jorge Torres, sin estar en ese momento en funciones, ordenaba y controlaba al personal de la cuestionada oficina prácticamente a su antojo.
Conversaciones en las que el denunciado por violación e investigado por el presunto delito de explotación sexual sugería discreción, pedía presionar y exigía celeridad, sin ser jefe de nada en ese instante.
Estos chats van desde marzo a mayo del 2024. Por aquel entonces, Jorge Torres Saravia, fuertemente vinculado a Alianza Para el Progreso, había dejado la jefatura de la Oficina Legal y Constitucional del Congreso para postular a la plaza de procurador de esa institución. Mientras tanto, su puesto fue ocupado por José Rubio Preciado. Una persona de su entera confianza.
Estos chats, con el contacto Koki Torres, probarían que Jorge Torres Saravia, desde fuera y con su amigo José Rubio de jefe, siempre controló la Oficina Legal y Constitucional del Congreso, área donde también trabajó Andrea Vidal. Los tres estaban en contacto frecuente.
En los diálogos, Andrea Vidal, o la ‘china’ como la llamaban, era de constante interés de Torres Saravia, pese a que él no pertenecía por entonces a la oficina en cuestión.
Era el poderoso Torres Saravia quien tenía el control del personal, de las trabajadoras, y también de las labores de la oficina. Un poder que cuya intrincada procedencia se va desentrañando de a pocos.