Viaductos en Javier Prado no cuenta con presupuesto ni estudios

Martín D’Azevedo señaló que los viaductos anunciados por la Municipalidad de Lima carecen de estudios técnicos y no priorizan el transporte público
La Municipalidad Metropolitana de Lima ha anunciado la construcción de tres viaductos en la avenida Javier Prado como parte de un proyecto para descongestionar una de las vías más transitadas del país. Sin embargo, el especialista en temas municipales Martín D’Azevedo cuestionó la viabilidad técnica de esta megaobra, advirtiendo que no existen hasta el momento estudios públicos de impacto vial, ambiental o financiero que sustenten su ejecución.
D’Azevedo recordó que obras de esta magnitud requieren un conjunto de evaluaciones previas, como el conteo de flujo vehicular en horas pico y el análisis del impacto urbano en la calidad de vida de los vecinos. Estas herramientas, según explicó, son fundamentales para definir la real necesidad de la intervención. “En otras ciudades del mundo, primero se mide la cantidad de vehículos, luego se justifica la obra”, afirmó. En el caso de Lima, denunció que este procedimiento no se ha seguido.
Municipalidad tiene competencia legal, pero se desconoce sustento técnico
Si bien la Municipalidad Metropolitana de Lima tiene facultades legales para ejecutar obras interdistritales —en tanto capital y autoridad provincial—, D’Azevedo subrayó que ello no exonera al municipio de realizar estudios previos. Estos deberían incluir, como mínimo, el impacto vial y ambiental, así como una planificación que priorice el transporte público y no solo el particular.
El proyecto anunciado plantea una inversión estimada de S/ 540 millones, con el objetivo de reducir en 30 minutos los tiempos de viaje entre La Molina y San Miguel. No obstante, el especialista recordó que este tipo de obras, cuando no están integradas en un sistema de transporte público articulado, terminan privilegiando al transporte privado y profundizando la desigualdad urbana.

Presupuesto incierto y posibles fines electorales
Otro aspecto que genera dudas es el origen del presupuesto. D’Azevedo indicó que hasta el momento la Municipalidad no ha detallado si estos S/ 540 millones provendrán de recursos directamente recaudados, transferencias del gobierno nacional o fondos municipales. Tampoco se ha informado si la obra figura como parte del presupuesto institucional del año fiscal 2026.
El especialista advirtió además que este tipo de anuncios pueden estar motivados por objetivos políticos, considerando que el actual alcalde de Lima estaría habilitado para postular nuevamente en las elecciones municipales del próximo año. “Sería importante verificar si esta obra está formalmente presupuestada o si solo se trata de una propuesta lanzada con fines electorales”, agregó.
Impacto urbano: áreas verdes, ruido y calidad de vida
Uno de los principales cuestionamientos de los vecinos de las zonas afectadas es la posible destrucción de áreas verdes y la tala de árboles centenarios. Según D’Azevedo, es previsible que la obra atraviese hasta seis distritos en un tramo de 13 kilómetros, lo que implicaría un impacto significativo en el paisaje urbano y en la calidad de vida de los residentes.
Además de la pérdida de espacios públicos, se prevé un incremento en la contaminación, ruido y congestión durante los años que dure la construcción. “Difícilmente se puede hacer una obra de esta magnitud sin afectar el entorno inmediato”, dijo. Añadió que, sin estudios de impacto ambiental presentados hasta la fecha, no se puede medir el daño ni proponer medidas de mitigación.
Plazos largos y falta de articulación del sistema vial
Finalmente, D’Azevedo estimó que una obra como esta no podría ejecutarse en menos de dos a tres años, incluso si comenzara en 2025. Recordó además que la capital no cuenta con un sistema de transporte público plenamente integrado y que este tipo de intervenciones deberían formar parte de un plan urbano a largo plazo, como ocurre en ciudades como Medellín o Curitiba.
Afirmó que la falta de articulación entre el tren eléctrico, el Metropolitano y otras líneas demuestra la improvisación histórica en la planificación urbana limeña. “Esta debería ser una ciudad modelo en planificación, pero seguimos ejecutando obras sin visión sistémica”, concluyó.








