Papa León XIV busca reposicionar al Vaticano como actor de paz

Desde Roma, el analista internacional Dylan Pereira, en entrevista con Canal N, analizó el impacto de la elección del papa León XIV en el escenario internacional. Según el experto, el Vaticano busca reposicionarse como actor relevante en la diplomacia de paz, en un contexto marcado por múltiples conflictos.

Pereira destacó que las primeras palabras del nuevo pontífice, “que la paz esté con todos ustedes”, constituyen un mensaje directo ante la inestabilidad global. Para el analista, esta declaración reafirma el rol histórico de la Santa Sede como mediador en tiempos de guerra, en un mundo donde los canales diplomáticos tradicionales muestran limitaciones.

El nuevo Papa, de origen estadounidense y con nacionalidad peruana, pronunció parte de su primer discurso en español, lo que también refuerza, según Pereira, un mensaje de cercanía hacia América Latina.

Un Papa con experiencia latinoamericana y perfil reformista

León XIV, anteriormente el Cardenal Prevost, vivió más de 20 años en Perú y presidió la Comisión para América Latina. Este vínculo directo con la región lo convierte, según Pereira, en una figura con sensibilidad hacia los desafíos del continente.

Además, su formación académica como teólogo y doctor en derecho canónico le otorga herramientas claves para continuar las reformas iniciadas por el papa Francisco. El nombre que ha elegido, León XIV, es una referencia directa a León XIII, impulsor de la Doctrina Social de la Iglesia y autor de la encíclica Rerum Novarum.

Esta elección, explicó Pereira, anticipa que su papado abordará temas como justicia social, ecología y migración con un enfoque pastoral y doctrinal firme.

Continuidad del diálogo interreligioso

Otro punto clave que remarcó Pereira es la necesidad de dar continuidad al diálogo interreligioso iniciado por Francisco. El difunto papa logró encuentros históricos con líderes musulmanes y ortodoxos, lo que fortaleció el papel del Vaticano como promotor de la fraternidad global.

León XIV, al invocar conceptos como “la ciudad de Dios” de San Agustín, mostró una visión de unidad espiritual y no de exclusión. Pereira indicó que esta idea puede servir de base para ampliar el entendimiento entre credos y religiones, en un momento donde el extremismo y la polarización amenazan la convivencia.