La educación en peligro: Colegios en la mira de extorsionadores
La criminalidad le ha puesto precio a la tranquilidad de docentes y alumnos

El terror ha invadido los colegios de Lima. La criminalidad pone precio a la tranquilidad de docentes y alumnos de este plantel. El promotor de la institución ignoró los mensajes, pero las amenazas no cesaron. Al contrario, se volvieron más crudas, más directas. A los textos se sumaron fotos de armas, granadas y papeles escritos a mano: Pagas o plomo con tu familia.
A los días, la presión criminal alcanzó otro nivel. Un adolescente de apenas 16 años fue enviado al frontis del colegio con un explosivo. La amenaza ya no era solo un mensaje: empezaba a cumplirse. Pero el plan se frustró. El menor fue detenido antes de detonar el artefacto.
Efectivos de la UDEX, lograron desactivar el explosivo, pero no la agresividad de los extorsionadores que tras el hecho seguían comunicándose.
Hoy las aulas de este colegio lucen vacías, los alumnos y profesores se han trasladado a la virtualidad, frente al temor y al pánico sembrado por la extorsión.
Este no es un caso aislado. En Comas las denuncias se multiplican. Distintos colegios han pasado a clases remotas. Otros, vencidos por el temor, optaron por cerrar definitivamente sus puertas.
Mientras el nuevo ministro del Interior prefería las cámaras de televisión, en Villa El Salvador, otro centro educativo denunciaba extorsión.
La noche del lunes 24 de marzo, un sujeto disparo tres veces contra la fachada de este centro educativo. Los impactos de bala cayeron sobre la puerta principal.
Un sinfín de denuncias de extorsión a colegios han salido a luz; sin embargo, hay quienes no reconocen las alarmantes cifras.
Uno de los colegios que más ha llamado la atención es el Pitágoras de Los Olivos, fue extorsionado desde inicios de marzo, las clases se tornaron virtuales, pero los extorsionadores han continuado con las amenazas.
Los colegios se han convertido en el blanco de los extorsionadores y las autoridades parecen no entender la gravedad del problema.
La extorsión ganó terreno y las consecuencias recaen en miles de alumnos que día a día dejan de estudiar por miedo, por temor. Nuestros niños ya no solo cargan mochilas, sino también angustia por su propia vida.