El legado de Joe Biden: Altos y bajos del presidente saliente
El presidente Joe Biden abandonará oficialmente la Casa Blanca este lunes, traspasando la presidencia de Estados Unidos a Donald Trump. Estos fueron los éxitos y reveses de su gestión.
Hace 4 años, Joe Biden juraba como presidente número 46 de EE. UU. y el segundo católico de su historia. Prometía una era de cambio al heredar un país.
polarizado, asalto al Capitolio en el que ni la piedra angular de su democracia, la transición pacífica del poder, se salvó de ser usada como arma y enlutado por los más de 400 mil muertos dejados por el covid-19.
Con estos desafíos en la mesa y la mascarilla puesta, firmó una avalancha de decretos, dejando en claro, más que las prioridades de su gobierno, un afán por enterrar símbolos y políticas de su antecesor en el despacho oval.
Después de cuatro años, su país sigue polarizado; Biden deja el cargo con el índice de aprobación más bajo de su mandato y obligado a devolverle las llaves de la Casa Blanca a Donald Trump, pero EEUU sí ha cambiado.
El demócrata logró pasar la página de la pandemia e impulsar la recuperación económica. Creó cerca de 17 millones de empleos, un récord. Impulsó una histórica inversión en infraestructura y firmó la primera ley de control de armas en décadas.
Además, luchó por reducir la desigualdad, ya sea nombrando a la primera jueza afroamericana de la corte suprema, ampliando la red de seguridad social o convirtiéndose él mismo en el primer presidente de EE. UU. en sumarse a un piquete de huelga.
Bajo su liderazgo, Washington volvió al Acuerdo de París y a la OMS, pero si bien quiso devolverle la dignidad a las instituciones tras el primer mandato de Trump. Una de sus últimas medidas fue indultar a su hijo Hunter Biden y su legado se vuelve incluso más que contradictorio en el plano internacional.
Biden puso fin a la guerra en Afganistán, la más larga de EE. UU., con una desastrosa retirada que dejó 13 soldados EE. UU. muertos y al país en manos de los talibanes, pero siguió gastando millones de dólares en otros frentes.
Si bien Ucrania sigue libre gracias a su liderazgo y la OTAN fortalecida, buena parte de los votantes no entiende, ni mucho menos acepta, el costo descomunal que supuso la defensa heroica ante el expansionismo ruso.
Además, Biden se despide obligado a repartirse con Trump el mérito de un frágil alto el fuego en Gaza. Aunque solo él tuvo que soportar las críticas por el apoyo a Israel y a su guerra contra Hamas, Gaza dejó más de 46 mil muertos en la franja y en EE. UU. incendió los campus de la Ivy League.
El mundo tras su paso por el despacho oval no es ni más seguro ni más pacífico, pero las alianzas transatlánticas y transpacíficas de EE. UU. son mucho más sólidas.
Frenó la construcción y los fondos para el muro en la frontera con México, pero bajo su mandato hubo récord de detenciones y deportaciones de migrantes.
Biden no pudo ganar ni esa ni la lucha contra la inflación, que controló, pero tras la subida de precios más pronunciada en 40 años; tiroteo contra los tiroteos masivos, unos 2400 en 4 años, frente a los 1700 del mandato de Trump; ni la que libró contra su avanzada edad.
Tras su desastrosa actuación en el debate presidencial, tuvo que renunciar a la carrera por la reelección, siendo una decisión tardía, que terminó siendo tal vez su mayor fracaso en la presidencia: Kamala Biden no solo no preparó un sucesor para su partido, sino que no cumplió su principal misión en la Casa Blanca la de convertir a Donald Trump en un paréntesis de la historia condenado al olvido y restaurar el alma de EE. UU.