Inseguridad explosiva: La historia del atentado en la discoteca Xander's en SJL

La detonación de un explosivo en la discoteca Xander’s en San Juan de Lurigancho evidencia un caso más de extorsión y cómo la delincuencia actúa impunemente

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En las faldas de los cerros de San Juan de Lurigancho hay dos cosas que todos conocen: una es la joven voz de Sergio Romero, a quienes los fanáticos de la música chicha llaman simplemente ‘Chechito’. La otra es el germen de la delincuencia.

En las calles de la urbanización Huáscar todos tienen miedo, pero pocos se atreven a rebelarse contra él. Una de las válvulas de escape que hay ante el acecho de la criminalidad es la música.

Hace siete años, en lo que antes fue un asentamiento humano, una pujante familia creó a ‘Los Cómplices de la Cumbia’, conjunto musical que reclamaba la corona de ídolos populares como ‘Chacalón’.

Poco a poco las letras de ese chirriante género tan nuestro que llamamos chicha convirtieron a ‘Los Cómplices de la Cumbia’ en agrupación de culto. Una devoción que – en los últimos años – los hizo traspasar las fronteras de San Juan de Lurigancho.

Pero, junto con la fama, llegaron los problemas. En pleno apogeo, ‘Los Cómplices de la Cumbia’ empezaron a ser víctimas de feroces extorsiones.

Cuando las amenazas llegaron literalmente a la puerta de su casa, la orquesta decidió – por un lado – denunciar el hecho ante la policía. Pero al mismo tiempo, la familia Toledo hizo alto a su meteórico ascenso en el mundo artístico.

Tras algunas semanas de silencio, ‘Los Cómplices de la Cumbia’ creyeron que podían volver a la normalidad y programaron un concierto en la zona más céntrica de San Juan de Lurigancho. Un regreso que acabó en desgracia.

Poco después de las 8 de la noche del último viernes, jóvenes en grupo paseaban sin temores por las inmediaciones de la conocida discoteca Xander’s´, restobar donde ‘Los Cómplices de la Cumbia’ ofrecerían su esperado show.

A las 8 con 19 minutos, una mujer y dos niños pasaron por la misma acera, en la cuadra uno de la avenida Los Jardines Oeste. Segundos más tarde, otro grupo de jóvenes avanzaba rumbo a la discoteca, pero fueron repelidos por una explosión.

La onda expansiva de la detonación afectó en el acto a por lo menos quince personas, entre los que figuran dos menores de 8 y 14 años.

Conscientes, pero severamente dañados por las esquirlas de la granada, los heridos recibían la ayuda de otros transeúntes.

El ministro de Salud informó que, entre todos los heridos, hay tres que continúan con lesiones graves.

En medio de la conmoción, pocas personas parecían saber quiénes lanzaron la granada hacia la discoteca: una testigo sindicó a dos desconocidos a bordo de una motocicleta como los autores del atentado.

Lo que muchos sí parecían saber era el motivo de tan brutal ataque. Decían que ‘Chechito’ era el blanco de los delincuentes.

‘Chechito’ es el nombre artístico de Sergio Romero, el más joven integrante de ‘Los Cómplices de la Cumbia’ y hoy su vocalista más representativo.

Los entendidos en el género chichero reconocen en ‘Chechito’ notables aptitudes para el canto y hay quienes lo llaman ‘El Bad Bunny’ de la cumbia.

Pero ‘Chechito’ no solo arranca suspiros o palmas con sus canciones. También es blanco de las extorsiones que amenazan a su familia.

Tanta es la presión de los delincuentes sobre la agrupación ‘Los Cómplices de la Cumbia’ que la madrugada del último 6 de agosto, en pleno concierto de ‘Chechito’, se desató una balacera en este local de Ate Vitarte.

Una persona murió y tres resultaron heridas como consecuencia del ataque.

Pero lo que podría parecer un ensañamiento aislado contra una orquesta exitosa es apenas el reflejo de lo que padecen a diario miles de personas en Lima.

Los propios vecinos de ‘Chechito’ y ‘Los Cómplices de la Cumbia’ son presa fácil del hampa en el barrio donde crecieron, uno de los tantos lugares sin ley en la capital.

Por esa imparable ola delictiva que preserva sin castigo a los extorsionadores es que todo hace indicar que el regreso de ‘Chechito’ a los escenarios fue la causa del ataque contra la discoteca Xander’s.

La magnitud del atentado movilizó gran cantidad de policías y paramédicos a la primera cuadra de la avenida Los Jardines.

Incluso el jefe de la región policial Lima se hizo presente para conocer de primera mano lo que los peritos e investigadores iban descubriendo.

El general Roger Pérez no dudó en criticar la falta de cámaras de vigilancia ediles en la zona, lo que, a su entender, perjudica las investigaciones.

La respuesta del alcalde de San Juan de Lurigancho llegó a la mañana siguiente. Primero con el cierre temporal de la discoteca Xander’s y luego con un pedido al más alto nivel.

El burgomaestre del distrito más grande del Perú cree que su jurisdicción debe ser declarada en emergencia.

Mientras las autoridades debaten a partir del caso de San Juan de Lurigancho qué medidas hay que tomar contra la delincuencia, ‘Chechito’ y su orquesta decidieron cumplir con los shows de fin de semana que tenían pactados.

Pero cuando los micrófonos se apaguen y la música deje de sonar las calles seguirán siendo un peligro latente. Ya sea fuera de una discoteca o en cualquier parte del país.

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