Marcharon en Nasca para exigir respeto a líneas y geoglifos
Con presencia de autoridades y sociedad civil, se instaló una mesa de diálogo para discutir el futuro de la reserva arqueológica tras la reciente resolución del Ministerio de Cultura.

En Nasca, región Ica, decenas de pobladores, autoridades y representantes de la sociedad civil marcharon este domingo en defensa de las Líneas y Geoglifos, declarados Patrimonio Mundial en 1994.
La movilización tuvo como principal exigencia el respeto a los límites originales de la reserva arqueológica, que habían sido reducidos en un 42 % por una resolución anterior del Ministerio de Cultura.
La protesta coincidió con el anuncio oficial que restituye la delimitación aprobada en 2004, con un área de 5,633 kilómetros cuadrados. El alcalde de Nasca, Jorge Bravo, saludó esta decisión, pero pidió que se instale cuanto antes una mesa técnica que reúna a todos los sectores involucrados.
“Lo que pedimos es que se instale una mesa de trabajo con la presencia de los gobiernos y dirigentes de diferentes asociaciones”, expresó.

Instalación de mesa de diálogo y postura de los mineros
Durante la jornada, también se instaló una mesa de diálogo para abordar de forma multisectorial la situación de la reserva. Esta contará con la participación de autoridades locales, la Dirección Desconcentrada de Cultura y el propio Ministerio de Cultura.
“Vamos a participar activamente en la conformación de la mesa. Las audiencias pueden hacerse en Lima o aquí en Nasca, lo importante es que se escuche a todos”, sostuvo el alcalde Bravo..
La medida ha generado diversas reacciones. Entre ellas, la de dirigentes mineros que advirtieron que existen solicitudes antiguas de explotación dentro del área original, lo que podría complicar aún más el panorama.
“Hasta el 2004 existen petitorios. Nosotros somos responsables de lo que pueda pasar”, declaró Celso Cajachahua, representante del gremio FENAMARPE.
Un patrimonio en disputa
Las Líneas de Nasca, conocidas por sus geoglifos gigantes trazados sobre el desierto, fueron declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1994. La reciente controversia por su delimitación ha reavivado el debate sobre cómo equilibrar su protección con las presiones extractivas que persisten en la zona.